Jue., 4 de Feb. de 2021 16:00 – 17:00 CET
2021 vendrá marcado por los esfuerzos de instituciones públicas, gobiernos y empresas enfocados en la recuperación económica, social y sanitaria. La efectividad de las vacunas que comienzan a aplicarse, a pesar de las dificultades para su distribución y del efecto de Filomena en la logística del país, estimularán el optimismo en un cambio de tendencia en la crisis sanitaria, que comenzaría a estar bajo control. Un mensaje positivo para la economía, que atisba el inicio del camino hacia la recuperación.
Asimismo, se pondrán en marcha los instrumentos europeos acordados para ayudar a reparar los daños económicos y sociales causados por la pandemia de coronavirus. El plan de recuperación, el NextGenerationEU, que liderará el tránsito hacia la salida de la crisis y sentará las bases para una Europa más moderna, dotado de 750.000 millones de euros. Con ello se espera construir una Europa post COVID-19 más ecológica, digital, resiliente y con mayor capacidad de responder a los retos actuales y futuros.
La prioridad de aplicación de estos fondos en el contexto de la digitalización y de la transición ecológica, no solo es una oportunidad para reconstruir la economía y modernizar el tejido empresarial, sino también para incidir en un modelo de sociedad más sostenible y respetuosa con el planeta.
Una oportunidad para acelerar la transformación
La pandemia ha contribuido a romper paradigmas establecidos en la cultura de muchas organizaciones respecto a los modelos de trabajo, relación y cooperación. El distanciamiento físico al que nos hemos obligado ha impulsado el teletrabajo y el uso de herramientas colaborativas que han facilitado la comunicación y cooperación de los diferentes stakeholders, han permitido mantener las operaciones en marcha e, incluso, han contribuido a incrementar la productividad.
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Las empresas han sabido reaccionar de manera positiva a los acontecimientos, afrontando esta situación de adversidad con resiliencia y demostrando que es posible evolucionar y transformarse cuando lo necesitan. Seguramente, como consecuencia de ello el proceso de digitalización de nuestra sociedad y de nuestras empresas habrá recorrido el camino que, en unas condiciones de normalidad, hubiera hecho en una década. Pero ya nada volverá a ser como antes de la pandemia. No hay posibilidad de regresar a la anterior normalidad. El mundo ha cambiado para siempre y, ahora, las organizaciones tienen la oportunidad de dar forma al futuro que desean, de manera proactiva y sin reaccionar a las circunstancias, en lugar de simplemente gestionar el futuro que viene.
Uno de los aprendizajes con el que podemos quedarnos tras este periodo es que la incorporación de tecnologías y la digitalización de las empresas no es una opción, sino algo imprescindible para su supervivencia. Los negocios más resilientes durante la pandemia han sido aquellos que, con una base tecnológica, mejor han podido sostener sus operaciones y seguir dando servicio a sus stakeholders. Asimismo, los que mejor se han adaptado son aquellos que han sido capaces de reaccionar con mayor rapidez y han incorporado tecnologías que les permitieran reactivar sus negocios. Los que no, están sufriendo sus consecuencias.
La tecnologización de las organizaciones es irreversible y ya no se puede hablar de transformación sin hablar de tecnología. La tecnología se convierte en un potente motor del cambio que hemos de alimentar con el combustible adecuado para garantizar la sostenibilidad de nuestro tejido empresarial y acompañar la transición hacia los nuevos empleos emergentes como consecuencia de la automatización de procesos y del nuevo diálogo entre humanos, máquinas y algoritmos.
4 estaciones de la transformación
Según un estudio revelado por Steven ZoBell, Consejero de Tecnología de Forbes, el 70% de los procesos de transformación digital no alcanzan sus objetivos. Como en todo proceso de cambio en las organizaciones múltiples factores pueden estar influyendo en ello. Sin embargo no me centraré en estos, sino en lo que considero son necesarios tener en cuenta para garantizar su éxito.
Como en la naturaleza, en el contexto de digitalización en el que estamos hay que transitar por 4 estaciones, cíclicas, perceptibles, en continua evolución. Serían la primavera, verano, otoño e invierno de la transformación que muchas empresas necesitan:
1. Primavera: Un nuevo modelo tecnológico que mantenga en conexión a los stakeholders, ponga el foco de manera especial en los clientes y aborde la automatización de todos aquellos procesos que lo permitan.
2. Verano: Un nuevo modelo de gestión basado en metodologías agile , centrado en los datos y las métricas, en permanente revisión desde una mentalidad de innovación continua y construido sobre un nuevo set de competencias emergentes.
3. Otoño: Un nuevo modelo relacional, presencial y remoto, cuidando la salud y bienestar de las personas, basado en equipos ágiles, integrados y alineados, en los que predomina una actitud emprendedora y se aprovechan todas las sinergias que proporciona el valor de lo intergeneracional.
4. Invierno: Un nuevo modelo de liderazgo, transformador y desarrollador, impulsado por un propósito inspirador, capaz de diseñar estrategias en un contexto hiper-VUCA, atendiendo a los signos que constantemente proporciona un futuro emergente.
No se puede cambiar uno sin hacer cambios en el otro. No se puede evolucionar en uno sin evolucionar en el otro. La complejidad a la que hoy nos enfrentamos en las organizaciones nos obliga a mirar la realidad desde una perspectiva sistémica. Solo la combinación en equilibrio de estos cuatro elementos permitirá garantizar el éxito en la transformación de nuestros negocios.