El ser humano tiene todas las capacidades, los recursos internos y la creatividad para afrontar con éxito cualquier situación en la vida, por inesperada o adversa que esta sea. Este principio me ha quedado personalmente demostrado cuando he tenido que lidiar con dificultades de diversa índole, y así me lo ha confirmado también los testimonios de aquellos con los que he tenido oportunidad de compartir y escuchar sus experiencias.
Hace unas semanas publicaba un artículo titulado Los 6 Pilares de la Resiliencia, en el que me hacía eco de las investigaciones del psiquiatra Luis Rojas Marcos, recogidas en su obra “Superar la Adversidad”: El Poder de La Resiliencia”. En esta ocasión, sigo profundizando en el estudio de su obra para abordar las estrategias de las que dispone el ser humano para afrontar el cambio en la vida, en cualquiera de sus ámbitos.
Como mi trabajo diario tiene que ver con acompañar los procesos de cambio en las empresas y ayudar a sus directivos y equipos a afrontar las transformaciones que a nivel personal y organizacional se producen en ellas, lo abordaré desde esta perspectiva. Las organizaciones empresariales son muchas cosas, pero sobre todo, son el flujo de las relaciones que se producen entre las personas que la forman. Y más allá de la lógica que determinan sus estructuras y procesos, las emociones tienen un papel fundamental en los contextos de cambio. Tan importante como lo que sucede es cómo las personas viven esos acontecimientos.
Por lo general, las personas tendemos a vivir con ansiedad y resistencia en las empresas la reorganización de estructuras y departamentos o el dimensionamiento de los equipos humanos. Su impacto puede gestionarse al considerar algunos mecanismos que el ser humano activa para afrontar el cambio en la vida y en la empresa.
#1. Ser conscientes de lo que está pasando
El estado natural del ser humano es la “normalidad”. Nos ajustamos a costumbres, rutinas y hábitos como una forma de ahorrar energía física y mental. La consecuencia de ello es que, por el mismo motivo, relaja nuestra capacidad de percibir lo extraordinario. Los convencionalismos, la rigidez mental y los prejuicios suponen una limitación a la hora de reaccionar ante situaciones no esperadas.
Vemos lo que esperamos ver y de esa forma etiquetamos todo a nuestro alrededor en un ejercicio de simplificación de la realidad. Y, por esa misma razón, no vemos aquello que consideramos puede ser una amenaza, disfrazando, ignorando o negando la realidad, muchas veces, de manera inconsciente.
Tomar conciencia de lo que está sucediendo nos permite observar nuestras emociones y pensamientos y ponerlos en contexto, para tomar decisión y acción proporcionada en consonancia.
la información veraz juega un papel crítico ante circunstancias de incertidumbre, falta de claridad o confusión y permitirá llevar a cabo una evaluación de posibilidades y alternativas antes de decidir actuar.
#2. Intuición e información veraz
Psicológicamente afrontamos las circunstancias que nos rodean desde dos perspectivas: una emocional e inconsciente y otra razonada y analítica. La primera está basada en la intuición, esa sutil señal interna que conecta inconscientemente experiencias alojadas en nuestra memoria, que provocan una respuesta inmediata ajena a los filtros de la razón. La intuición sumada a la experiencia es uno de los sensores más potentes que el ser humano tiene para anticiparse a los acontecimientos. La segunda, está basada en la lógica, en el análisis racional de la situación a fin de evaluar el riesgo que esta supone y permite determinar el grado de respuesta y la acción a tomar.
Para ello, la información y especialmente la información veraz, juega un papel crítico ante circunstancias de incertidumbre, falta de claridad o confusión y permitirá llevar a cabo una evaluación de posibilidades y alternativas antes de decidir actuar. Nos permite tomar las riendas de la situación, reduce el miedo y la ansiedad y aumenta las probabilidades de éxito.
#3. Liderazgo al servicio de los demás
Todos podemos ejercer un liderazgo al servicio de los demás y acompañarlos en la forma de afrontar la adversidad. Este rol nos convierte en rescatadores, superando el papel de víctima y nos lleva a la acción, tomando el control de la situación y alimentando nuestra autoestima y optimismo, pilares de la resiliencia.
Confiar en las figuras de autoridad es algo natural en las situaciones de cambio. Para ello deberán ser considerados capaces, justos, creíbles y honestos. Deberán transmitir calma, confianza, conocimiento de las circunstancias, comunicar con seguridad y transmitir optimismo y esperanza.
el humor actúa como un calmante que nos permite distanciarnos emocionalmente de la realidad, de la ansiedad y del miedo y nos hace resistentes al estrés.
#4. Interpretar lo que nos está pasando
Los seres humanos tenemos la necesidad de explicar las cosas importantes que nos pasan. El significado que otorguemos a los acontecimientos influirá en nuestra capacidad para afrontar la situación y en los aprendizajes que extraigamos de la misma.
Unos podrán interpretar que lo que les pasa es un reto, que les permite poner en juego todas sus capacidades para superarlo, respondiendo con determinación y método, como si de una aventura se tratara; otros, solo verán en ello el infortunio, como un ataque a su persona, moviéndose por sentimientos de indignación y rabia. La manera de interpretar las circunstancias determinará la respuesta que demos para afrontarlas.
#5. El bálsamo del sentido del humor
Los malos tragos se digieren mejor con un poco de sentido del humor. Hasta en las circunstancias más adversas, actúa como un calmante que nos permite distanciarnos emocionalmente de la realidad, de la ansiedad y del miedo y nos hace resistentes al estrés. El humor tiene, además, el efecto positivo de conectarnos con los demás.
al compartir, recibimos el apoyo solidario y el respaldo de nuestro entorno, alimentando las conexiones afectivas, que resultan ser otro de los pilares de la resiliencia.
#6. Compartir la experiencia
Al igual que el humor, verbalizar nuestras preocupaciones y temores ayuda a reducir la intensidad emocional de los acontecimientos que estemos viviendo. Es saludable para el corazón y para la mente. Al explicarnos nos desahogamos, nos liberamos de pensamientos estresantes y nos aliviamos de emociones angustiosas.
Evocar y relatar, verbalmente o por escrito, los hechos o recuerdos, las sensaciones corporales y los sentimientos de vulnerabilidad e indefensión nos permite ir transformándolos en coherentes, ordenados y de intensidad manejable.
A su vez, al compartir, recibimos el apoyo solidario y el respaldo de nuestro entorno, alimentando las conexiones afectivas, que resultan ser otro de los pilares de la resiliencia. Es un hecho que este respaldo y comprensión ayuda a gestionar el cambio y a superar los retos muchas veces asociados al mismo. Del mismo modo, culpar de su propia desgracia a quienes la sufren, tiene exactamente el efecto contrario.
#7. Pasar página
Quienes superan la adversidad hablan de ella en tiempo pasado, cerrando una etapa vital manifiestamente ya superada. La perspectiva temporal aporta mayor distancia respecto a los factores que influyeron en las dificultades vividas y en aquellos que contribuyeron a superarla. Tres aptitudes ayudan a abrir un nuevo capítulo en nuestra biografía: olvidar, adaptarnos y perdonar.
El olvido es una estrategia de nuestra mente, que prioriza la memoria de los acontecimientos positivos sobre los negativos. Olvidar, también nos induce a perdonar los agravios que podamos haber sentido.
La capacidad de adaptación es un mecanismo biológico asociado a la supervivencia como especie. Depende de nuestra flexibilidad y ante las mismas circunstancias unas personas son capaces de adaptarse mejor que otras. La adaptación tiene el efecto de permitirnos integrar novedades a nuestra vida, como consecuencia de las experiencias vividas.
Del mismo modo, resulta difícil entender la superación de situaciones adversas sin el perdón, algo que nace del interior de quien vive la adversidad desde el agravio. El objetivo del perdón es aliviar la carga que supone el rencor y el victimismo, para cerrar las heridas que se hayan podido abrir y recuperar la paz interior.
En definitiva, la experiencia de la adversidad o del reto experimentado el tener que afrontar situaciones de transformación o cambio a nivel personal o profesional, en el ámbito de las organizaciones empresariales, depende de cada uno. No todos vivimos ni respondemos a los embates del entorno de la misma manera. Sin embargo, estas siete estrategias pueden explicarnos de una forma efectiva cómo responder a ellos, poniendo en juego aquellas con las que de una forma natural nos más sentimos identificados. Asimismo, nos permiten tomar conciencia de cómo nos enfrentamos a las circunstancias, extraer valiosos aprendizajes de ello y anticipar qué podemos pedir y esperar de nuestro entorno personal o profesional para manejar los cambios de forma más exitosa.
Si tienes interés en profundizar más sobre el tema de la resiliencia y las estrategias par afrontar el cambio, te invito a que conozcas la novela “Viento de Respuestas. Del fracaso a la Reinvención. Un puente de resiliencia construido sobre los pilares del coaching”.