¿Pueden las empresas aprender algo de un rescate extremo para mejorar la efectividad de sus organizaciones?
Solo hace unas semanas, la tragedia mantuvo a un país entero siguiendo de forma constante la última hora de un rescate contra reloj, a través de cualquier medio de comunicación, prensa escrita, digital, radio o televisión. Un hecho que trascendió nuestras fronteras y recibió una cobertura internacional sin precedentes.
A pesar del terrible desenlace, desde la reflexión es posible extraer algunos aprendizajes que, con una perspectiva empresarial, pueden ayudarnos a mejorar el funcionamiento y efectividad de nuestras organizaciones. Mucho tenemos que aprender desde las empresas. Con el mayor respeto por aquellos que lo dieron todo y la humildad como actitud para el acercamiento a estos acontecimientos ya pasados unos días, estos son los aprendizajes que considero más significativos:
Sentido de urgencia
Por lo general las organizaciones disfrutan de unos periodos de análisis del retorno de sus acciones, que en sus plazos más cortos serían trimestrales, en aquellas empresas cotizadas en las que sus resultados son sometidos a la evaluación de los mercados. Cuando esto no es así y se trata de periodos más largos, las empresas y sus equipos a veces tienden a relajar la revisión de sus esfuerzos.
Aprendizaje #1: Las personas y equipos necesitan compartir un sentido de urgencia proporcionado al reto que tienen que afrontar, de manera que se mantenga la necesaria tensión por alcanzar los resultados planteados. A ello se añade, sobre todo cuando se trata de sostener la transformación, un sistema de seguimiento con una cadencia y ritmo constantes y en cortos periodos de tiempo: diarios, semanales y mensuales, en función de lo que sea necesario medir.
Propósito compartido
Asistimos las pasadas semanas a un rescate extremo, en el que participaron más de trescientas personas, de media docena de cuerpos de seguridad y servicios profesionales, pertenecientes a diez administraciones distintas y doce empresas privadas, además de una buena representación de voluntarios de la sociedad civil. Todos ellos perfectamente coordinados y trabajando por un objetivo común.
Según un estudio realizado por Norton y Kaplan para la creación de su famoso Cuadro de Mando Integral sobre 200 empresas norteamericanas, el 90% de sus directivos consideraban que una verdadera comprensión de la estrategia orientada a la acción hubiera influido significativamente en el éxito de las mismas. Menos del 60% de estos directivos creían tener una comprensión clara de la estrategia. De estos, solo el 30% consideraba que se había implantado eficazmente. Menos del 5% de los colaboradores de la compañía entendían la estrategia de la organización. ¿Qué resultados podemos esperar de una organización que refleje este nivel de alineamiento? Pregúntense ustedes en cuántas de las empresas que conocen puede repetirse un patrón similar a este.
Aprendizaje #2: Los equipos y organizaciones que comparten un propósito son capaces de alcanzar resultados extraordinarios, que de ninguna otra manera sería posible conseguir.
Enfoque y ejecución
Según diferentes medios, entre los que se encuentra la revista Forbes, el 70% de las estrategias definidas fracasan en su ejecución. No es de extrañar si atendemos a los resultados del estudio antes mencionado. Aun así, teniendo una estrategia claramente definida, habría que considerar cuáles son los elementos que hacen que las personas de un equipo y una organización la asuman como propia. En ello va a influir concretar y acordar a todos los niveles de la organización y para cada uno de los miembros del equipo, qué se espera específicamente de ellos y cómo van a contribuir al logro de las metas estratégicas propuestas. Un buen ejemplo de enfoque para conseguir una meta y de ejecución de cada uno de los especialistas, nos lo han dado este conjunto de profesionales formando un extraordinario equipo.
Aprendizaje #3: Enfoque sin ejecución es alucinación. Ejecución sin enfoque es deriva. Es necesario aterrizar la estrategia consensuando con cada uno de los implicados qué se espera de ellos y cómo van a contribuir a su logro.
Profesionalidad
Cuando tantas personas con una especialización tan relevante participan en una empresa de esta magnitud, es fundamental que cada uno tenga muy claro cuál es su rol y cuándo está llamado a desempeñarlo La profesionalidad a lo largo de este rescate quedó más que demostrada por todos ellos y su contribución en cada fase del proceso, tarea y acción específicas han permitido que el objetivo que se había planteado desde un principio, se alcanzara, a pesar de todas las dificultades vividas por el camino y de la insatisfacción por el resultado final.
Aprendizaje #4: Claridad en los roles. Cuando uno sabe qué tiene que hacer, cuándo y cómo hacerlo, su contribución singular marca la diferencia.
Trabajo en equipo
Algo extraordinario está pasando cuando un conjunto de personas tan numeroso, con procedencias y jerarquías tan diversas a las que responder logran alcanzar el objetivo que se habían propuesto, como sucedió en este rescate. Si, lo he dicho, un propósito compartido por todos, enfoque y ejecución efectivas, roles perfectamente definidos… Todo ello constituye la dinamita que hace volar los silos que habitualmente encontramos en la mayoría de las organizaciones. Según un estudio citado por la Harvard Business Review, el 75% de los equipos multidisciplinares son disfuncionales, en tanto que fracasan en al menos tres de cinco criterios clave, entre los que se encuentran: cumplir con el presupuesto, cumplir con el plazo, seguir las especificaciones, cumplir con las expectativas de sus grupos de interés y mantenerse alineados con la estrategia.
Aprendizaje #5: Diseñar una alianza de trabajo para que el equipo multidisciplinar se enfoque en el objetivo común, superando la natural tendencia de responder a sus propios objetivos.
Retroalimentación constante
El proceso vivido a lo largo de esos trágicos días se caracterizó por una retroalimentación constante. Con una meta perfectamente definida, se fueron adaptando las operaciones de acuerdo a los requerimientos en cada momento, con la finalidad de sortear los múltiples obstáculos que por el camino iban apareciendo.
En nuestro trabajo con pilotos de la OTAN hemos tenido la oportunidad de conocer en profundidad sus ciclos operativos en los que las misiones no concluyen, por muchas horas de trabajo que lleven a sus espaldas, sin la sesión final de retroalimentación. Como ellos manifiestan, “ninguno de nosotros podría cerrar una misión y guardarse algo para sí, que en una siguiente misión pudiera costarle la vida a un compañero o a uno mismo”. Si esto sucede cuando nos jugamos la vida ¿por qué en las empresas hacemos tan mal uso de la retroalimentación cuando nos estamos jugando otras muchas cosas?.
Aprendizaje #6: la retroalimentación continuada permite apoyar las acciones que están contribuyendo al logro de los resultados previstos, así como a corregir y reconducir aquellas que producen desviaciones.
Resiliencia
La tragedia no viene sola y la adversidad se ceba con quienes tratan de afrontarla, en este caso, como pocas veces antes había podido verse. Los imprevistos derivados de la naturaleza, han jugado en contra, y se han convertido un duro terreno de juego. Ha requerido un tremendo esfuerzo de medios y tecnología adecuada para sortearlos. Sus consecuencias, los continuos retrasos en el operativo. Del mismo modo, las empresas viven también su batalla, en muchas ocasiones, en contextos desfavorables, poco predecibles a veces, y de rápida variación, con consecuencias, también, en los plazos y recursos que son necesarios aplicar.
La capacidad de sobreponerse a los acontecimientos sin perder en ningún momento la esperanza de llegar al lugar al que debían llegar será sin duda la imagen de este operativo de rescate que nos quedará a todos en nuestro recuerdo.
Aprendizaje #7: El ser humano tiene todos los recursos, las capacidades y la creatividad para afrontar cualquier situación en la vida y superar la adversidad que esta le presenta. Los equipos y las organizaciones, también.
Construir comunidad
La adversidad es un enorme pegamento que une hasta lo que pareciera que fuera imposible unir. Toda una comunidad construida en torno a un acontecimiento que otorga, a todos los que la forman, un sentido, por el cual estar ahí y permanecer hasta el final. Un sentido de pertenencia y de contribución a algo que está por encima de uno mismo y que, en cierta forma, supone un servicio hacia los demás. ¿Cuántas empresas pueden decir que cuentan con una comunidad así?
Aprendizaje #8: Crear un vínculo a largo plazo con todos aquellos que forman parte de tu comunidad, responder a sus necesidades y a su estilo de vida, representando sus valores, será lo que marque la diferencia entre unas empresas y otras en el siglo XXI.
La realidad constantemente supera la ficción, para bien y para mal. En la boca nos queda un sabor amargo, del que solo podremos desprendernos con el paso del tiempo y con aquellos aprendizajes que podamos incorporar cada uno de nosotros a nuestras vidas. Esos aprendizajes también se pueden llevar a las empresas. Espero que aquellas que lo necesiten se vean reflejadas en estas reflexiones y tengan el coraje de pasar a la acción.