El talento es el auténtico protagonista y la base de la competitividad de las organizaciones del siglo XXI. Sin embargo, seguimos hablando de gestionar el conocimiento, cuando en realidad deberíamos hablar de liderar y desarrollar el talento, es decir, liderar y desarrollar personas. Porque el talento pertenece a las personas y hoy son éstas las que deciden donde invertirlo. Por tanto, como directivos, nuestro foco no debería estar en el conocimiento, sino en quién lo posee.
Ante el reto de liderar y desarrollar personas, muy a menudo, los directivos nos manifiestan que nadie les enseñó a ser directivos. Fueron progresando profesionalmente. Consiguieron excelentes resultados técnicos en las operaciones de negocio que tenían bajo su responsabilidad y poco a poco fueron ascendiendo, cada vez con un mayor número de personas bajo su dirección. Y así vieron que las personas no son autómatas programables y que las “corrientes” de la cultura organizativa son, casi siempre, más fuertes que los vientos de la lógica de los objetivos y del cuadro de mando.
El descubrimiento, a partir de esta experiencia, simple pero contundente, es que no es lo mismo conseguir que las personas logren determinados resultados, paradigma caduco en el que situamos el management; sino que de lo que se trata es de lograr que esas personas deseen conseguir esos resultados. Es entonces cuando hablamos de liderazgo, de un nuevo paradigma en el que el directivo es líder & coach, y orienta su actuación al desarrollo del máximo potencial del talento de sus colaboradores, consiguiendo que sus equipos asuman como propios el logro de los objetivos profesionales y de negocio de la compañía.
El rol del directivo como líder & coach se despliega en su máxima expresión mediante seis niveles de soporte a sus colaboradores, para cada uno de los cuales el directivo adopta un estilo de liderazgo diferenciado. En estos niveles de soporte, el líder & coach consigue.
- Cuidar y guiar a los colaboradores en los entornos cambiantes en los que han de actuar y proveyéndoles de aquello necesario (información, recursos materiales, equipos humanos, etc.) que se requieran para lograr sus objetivos.
- Entrenar sus comportamientos y conductas adecuadas para optimizar el desempeño, poniendo especial atención en el feedback, tanto en referencia a la tarea como a aquel que contribuye a mantener una relación de calidad.
- Enseñar nuevas aptitudes y estrategias cognitivas que les permitan comunicarse, relacionarse, aprender o adaptarse, de manera continua.
- Estimular valores y creencias potenciadoras de su éxito personal y profesional, ayudándoles a mantenerse con ellas conectados, y a eliminar aquellas que les hacen ser inefectivos en su desempeño profesional y en sus relaciones.
- Apadrinar el crecimiento personal que les permita impactar en su entorno desde una identidad propia y poderosa, basada en la singularidad de los talentos propios y en el reconocimiento de su individualidad.
- Despertar la conciencia sobre la relación de cada uno con respecto al sistema mayor del que forma parte, para manejarse e influir positivamente en él.
Coaching para el desarrollo directivo
El coaching se está demostrando como una de las vías más poderosa para desarrollar en directivos y profesionales una nueva comprensión de su rol como líderes & coaches en sus organizaciones y con sus equipos; en la identificación de creencias y valores éxito y en el desarrollo de competencias fundamentales para impactar con un alto desempeño tanto a nivel relacional como a nivel de negocio.
A lo largo de la experiencia que nos ha dado el trabajar con directivos y equipos directivos durante los últimos quince años, hemos identificado tres grandes objetivos en la agenda de las personas que acceden a un proceso de coaching, ya sean o no directivos y que determinamos como esenciales en la vida de la persona: vivir con plenitud, vivir en equilibrio y vivir el presente.
Entendemos que la persona se acercan a una mayor plenitud, en la medida que vive de acuerdo y conectado con sus valores; a un mayor equilibrio, cuando dispone de una visión ancha y larga de la realidad basada en la conciencia de la existencia de un abanico amplio de perspectivas y, por tanto, de posibilidades de elección; y a un proceso más eficiente en su vida, que les permite profundizar en la vivencia del presente, en sí mismos y en la realidad de las personas de su entorno, sin pasar de puntillas, como solemos hacer, tanto por las experiencias y las emociones ligadas al éxito o al fracaso, al consenso o al desacuerdo, a la armonía o al conflicto …
El coaching tiene por tanto como finalidad, ayudar al directivo a maximizar su vida personal y profesional en estas tres áreas para que éste, a su vez, ayude a colaboradores y personas de su entorno a hacer lo mismo.
Persona vs. Organización
Nuestra particular manera de entender el coaching se fundamenta en cinco principios:
- El directivo, como persona completa, tiene todos los recursos
El directivo es por naturaleza una persona creativa, completa y plena de capacidades. El coach tiene las preguntas y el directivo las respuestas que le ayudarán a avanzar. - Visión holística del directivo
El coaching se dirige a todos los aspectos de la vida del directivo, ya sea su carrera profesional, salud, familia y relaciones de amistad, ocio, espiritualidad o desarrollo personal. Todos estos aspectos se influyen entre sí, por lo que su nivel de satisfacción en cada uno de ellos y sus deseos de progresión son siempre tenidos en cuenta. - Visión sistémica
Además de ver a la persona desde todos estos vértices, hemos de atender a su condición de directivo, en un marco empresarial y de negocio concreto y formando parte de un equipo con unos determinados retos a los que hacer frente, por lo que, además de los objetivos personales, se contemplan en equilibrio los objetivos profesionales relevantes para la compañía. - Respeto a la agenda del directivo y de la empresa
El directivo y la empresa marcan la agenda a seguir. La relación entre coach y directivo está centrada en obtener los resultados que el directivo y la empresa quieren alcanzar. El coach se asegura de que el directivo se enfoque hacia ese propósito. - Bailar en el momento
El coah se adapta en función del intercambio con el directivo, como en una danza. Todo lo que ocurre en ese intercambio es una oportunidad para aprender y para avanzar hacia delante.
Impacto del coaching en el directivo y en la organización
Según datos facilitados por The Coaches Training Institute (CTI), Manchester Inc. realizó recientemente un estudio que cuantificaba el impacto del coaching. Por un lado, la inversión de las compañías en proveer coaching a sus ejecutivos tuvo un retorno medio en la inversión (ROI) de al menos seis veces el coste del coaching. Por otro, estas compañías experimentaron mejoras adicionales en:
- Productividad (reportado por 53% de los ejecutivos)
Calidad (48%) - Fortaleza Organizacional (48%)
- Servicio al Cliente (39%)
- Reducción de quejas del cliente (34%)
- Retención de ejecutivos que recibieron coaching (32%)
- Reducción de costes (23%)
- Nivel mínimo de rentabilidad (22%)
Además los ejecutivos que recibieron coaching mejoraron en:
- Comunicaciones directas en las relaciones de trabajo (comunicado por el 77% de los ejecutivos)
- Relaciones con los supervisores inmediatos (71%)
- Trabajo en equipo (67%)
- Relaciones con sus iguales (63%)
- Satisfacción laboral (61%)
- Reducción del conflictos (52%)
- Compromiso organizacional (44%)
- Relaciones con los clientes (37%)
En un análisis más cualitativo, los directivos que participan en procesos de coaching valoran como uno de los aspectos más satisfactorios el hecho de disponer de un espacio para su propia reflexión y desarrollo, manifestando, además, otras evidencias de los resultados obtenidos y de los beneficios propios del coaching, como son los siguientes:
- Incremento del desempeño y de los resultados profesionales.
- Reenfoque de las prioridades del directivo y de su rol como líder y coach, integrando nuevas habilidades.
- Agilización de la implantación de procesos de cambio y superación de resistencias.
- Alineamiento de visión, misión y valores personales con los de la organización.
- Mejora en su integración en el equipo directivo y de mandos intermedios.
- Movilización de sus recursos internos y desarrollo personal con un impacto directo en su trabajo y en sus colaboradores.
- Integración de habilidades de coaching que se ponen en práctica con sus colaboradores.
- Revitalización de energías y satisfacción personal.
- Mejora en las relaciones interpersonales tanto a nivel profesional como familiar.
- Integración y equilibrio entre la vida personal y profesional.Mejora en la capacidad de reflexión y análisis, introduciendo intuición, emoción y creatividad en equilibrio con lo racional e intelectual.
Publicado en la revista Expresión Aragonex, Febrero de 2007