Coaching, Liderazgo, Meditación

5 pasos para cambiar tu vida

La empresa se ha convertido en la institución más influyente que existe en las sociedades avanzadas. En lo macro, tienen un poder que llega a ser superior al de muchos gobiernos. En lo micro, se convierte en el elemento articulador en torno al cual organizamos nuestras vidas.

En una organización podemos apreciar los reflejos de las expectativas, deseos, necesidades y, hasta cierto punto, derechos, proyectados por la sociedad de la que forman parte. La empresa se convierte así en una muestra sociológica de su comunidad.

Responsabilidad social de la empresa. Búsqueda del equilibrio entre vida personal y profesional. Demanda de mayor participación en los procesos de creación, toma de decisiones, planificación y ejecución. Acceso y disfrute de determinados beneficios como retorno por la aportación de valor de sus miembros, etc. Son parte de la proyección de una sociedad que ha evolucionado.

Y lo ha hecho desde la necesidad de cubrir determinadas necesidades básicas de tipo material (sin olvidar que muchos de sus miembros desafortunadamente siguen aquí), a otras que tienen que ver más con la realización personal y profesional.

No podemos ver la empresa como se veía antes. No podemos seguir viendo al ser humano como un recurso u objeto. Se impone la humanización de las organizaciones frente a la mecanización del ser humano. Responde a una visión más integral u “holística” de la persona. Que va más allá de su faceta profesional.

Tratamos de encontrar un equilibrio entre las diferentes caras del poliedro que es nuestra vida. Buscamos coherencia entre los ámbitos de nuestra vida que más nos importan: la familia, la relación de pareja, la salud, las amistades, el ocio, el desarrollo personal, el desarrollo espiritual, nuestra responsabilidad individual con la sociedad, nuestra formación y, por supuesto, nuestro trabajo y el desarrollo de nuestra carrera profesional.

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Trabajamos a diario con directivos y equipos directivos de empresas. Vemos la interdependencia de todos estos elementos y cómo es fundamental que exista, además de equilibrio entre ellos, satisfacción por cómo están formando parte de nuestra vida. El impacto e influencia entre ellos es evidente.

Crear “silos” estancos entre estas diferentes facetas de nuestra vida, pretendiendo que unas no se miren a las otras es completamente absurdo. Crea disfunciones graves en nuestro desempeño efectivo. Vivir, por ejemplo, sólo para el trabajo o sólo para la familia, es como caminar veinticuatro horas al día, siete días a la semana, a la pata coja. Acabaremos generando un músculo desproporcionado en una parte de nuestro cuerpo, y distrofia en el resto. Sólo funciona integrarlas.

Es muy habitual encontrarnos con un enfoque y dedicación desproporcionados (en relación a la dedicación que damos al resto de las áreas de nuestra vida) al trabajo. Culturalmente se ha establecido la creencia de que el éxito en la vida viene determinado por el lugar que somos capaces de llegar a ocupar en el escalafón profesional. Asociada a la disponibilidad de unos determinados recursos económicos. Tener claro qué entendemos por éxito será fundamental para tener una vida satisfactoria y plena.

Si piensas que existe este desequilibrio en tu vida, si tienes el más mínimo indicio, vale la pena que averigüe qué hay detrás. ¿Cuál es el motivo? Muchas veces está oculto. ¿Qué estás obteniendo a cambio?¿Qué está alimentando en ti? ¿A qué estás renunciando?. Toda elección implica una renuncia.

Observarse y cuestionarse no resulta cómodo: cuanto más rascas más pica. A veces lo que descubrimos llega a ser incluso doloroso. Pero se trata de un ejercicio valiente. De compromiso y coherencia con uno mismo. De honestidad con el entorno. Conocerse a si mismo requiere parar, detener la acción en la que nos vemos envueltos a diario. Reflexionar.

Te propongo iniciarte en este reto con un sencillo ejercicio. Divide un círculo en tantas porciones como aspectos de tu vida tienen importancia para ti: trabajo, familia, amigos, ocio, salud, o cualquier otro de los nombrados anteriormente o que a ti se te ocurra. Puntúa cada uno de ellos de 0 a 10 en función de su nivel de satisfacción en este momento en su vida. Une con una línea los puntos dados a cada una de esas porciones que representa un aspecto de tu vida. El resultado debería ser lo más parecido a una rueda. Pregúntete, si ésta fuera una de las ruedas de su bicicleta, ¿cómo rodaría?.

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Es posible que detectes notables desequilibrios entre unos aspectos en los que sientes plena satisfacción, y otros, de los que no lo sientas tanto. Esa rueda no rodaría de forma muy fluida ¿vedad?. ¿Quieres incrementar tu satisfacción en alguna de estas facetas de tu vida? Aquí tienes cinco pasos para lograrlo:

  1. Reflexiona cómo sería ese aspecto de tu vida si tuvieras dos o tres puntos más. ¿Te lo imaginas?
  2. Plantéate: ¿qué conseguirías? y ¿a qué tendrías que renunciar?
  3. ¿Que tendrías que hacer para lograrlo?
  4. Ponte en acción. El primer paso es el que más cuesta. Toma el más corto de los que puedas dar.
  5. Observa y aprende de ello.

Parar, para ponerse en acción, merece la pena.